A 97 años de aquel tornado en la villa baja Encarnación
La otrora Villa Encarnación volvió a renacer de sus cenizas tras aquella fatídica manifestación climatológica que redujo a escombros a todo lo que a su paso encontró. Mas de quinientas familias perecieron al gran tornado. Todo debió reconstruirse desde entonces.
La ciudadanía encarnacena no olvida a la hermana ciudad Posadas, Argentina, quien tendió su mano solidaria a nuestras víctimas, luego de que el padre José Kreusser cruzara en canoa, junto al ciudadano Jorge Memmel, el rio Paraná para clamar ayuda.
Para evitar más desgracia, como consecuencia del ciclón, el espíritu altruista de Juan Perotti a bajar la llave térmica de la usina eléctrica, falleciendo en el momento ante letal descarga.
Hoy, la ciudad de Encarnación recuerda este hecho nefasto que enlutó al país, pero al mismo tiempo desafío a su población ante su incierto porvenir, reconstruyendo todos los sectores que lo pusieron nuevamente en el camino del progreso.
Crónica de un fuerte ciclón
Alrededor de las 18:45 horas, al final de un día húmedo y caluroso, el ocaso se mezclaba de fondo con la oscuridad que avecinaba rápidamente. Desde el sur se asomaba un frente tormentoso, con fuertes lluvias, descargas eléctricas y vientos sostenidos de más de 180 km/h. La tromba se formó sobre el río Paraná unos 200 metros de la costa paraguaya.
Dos corrientes de viento huracanado de más de 250 km/h acompañados de fuerte chaparrones y descargas eléctricas se encontraron justo frente a la ciudad.
El tornado entró por el muelle -construido en 1918, principal fuente de comunicación con la Argentina y de transporte de cargas y pasajeros- siendo totalmente destruido, arrasando prácticamente todo lo que hoy sería la ex-Zona Baja de la ciudad, así como casas, monumentos, edificios, etc.
El saldo fue de centenares de muertos y heridos, e incalculables pérdidas económicas, lo que produjo el atraso de la ciudad en los años posteriores.