Discurso de Yessica Thalia Yasiuk Lapiuk, Mejor Egresada y Estudiante Sobresaliente de Derecho
“Con particular aprecio y singular honor he recibido la invitación de representar a los egresados de la facultad de Ciencias Jurídicas de esta distinguida casa de estudios, Promoción 2021, denominada “Itapúa Mbo’ehaovusu Tetãygua 25 ary” “25 Años de la Universidad Nacional de Itapúa”, 25 años formando profesionales técnica y humanamente preparados, 25 años de calidad y excelencia en educación impulsados por los sueños de miles de jóvenes que buscan superarse día a día.
Dicho todo eso y haciendo un paréntesis a la formalidad me gustaría que piensen en algo o alguien que les haga muy feliz, o se imaginen que reciben una buena noticia, por ejemplo que Paraguay clasifica para el mundial de Qatar, que baja el precio del combustible, o que reciben una herencia de un tío millonario que no conocían; por ahí son cosas que no van a suceder pero sirven de ejemplo para que puedan dimensionar lo felices que estamos hoy nosotros porque “LO LOGRAMOS”, alcanzamos la meta soñada.
Nadie se imaginaba los retos que traería consigo el año 2020: una pandemia, que paralizó al mundo entero, cambiando todo aquello a lo que estábamos acostumbrados; en donde las clases presenciales se volvieron virtuales, el presente se hizo precario y el futuro desapareció en la incertidumbre. Somos parte de una generación que se recibió en plena pandemia, que no pudimos disfrutar de nuestro último año de facultad como esperábamos, que sufrimos mucho por adaptarnos a este nuevo sistema de enseñanza y que más de una vez pensamos en abandonar la carrera. Sin embargo, nuestros objetivos propuestos pre pandemia prosperaron y finalmente podemos decir que con mucha perseverancia, dedicación, y firme convicción en nuestros ideales. “SÍ, SE PUDO”.
La educación virtual ha generado una gran controversia, el paso no ha sido fácil. A pesar de la implementación de alternativas para proseguir con el proceso de aprendizaje, lastimosamente muchos compañeros no pudieron culminar sus estudios, ya sea por problemas de conectividad, o por tener que decidir entre estudiar o trabajar, generando así una brecha de desigualdad de acceso a la educación. No obstante, valoramos enormemente el esfuerzo de nuestros docentes, quienes fueron los encargados de que la educación no se haya detenido con todas las dificultades de conexión; la pandemia llegó y requirió un distanciamiento social, pero la pasión y el compromiso de nuestros maestros logró que la facultad se instalara en nuestros hogares para mantener el vínculo entre docentes-estudiantes y así poder compartir las tareas de enseñanza y aprendizaje, ellos merecen todo el reconocimiento.
Hay muchas cosas por cambiar y mejorar, y nosotros somos los verdaderos agentes de cambio de esta nación, los protagonistas de los avances en nuestra sociedad, la esperanza de un presente y un futuro mejor para nuestro país. La educación no es solo una cuestión de cantidad de conocimiento, sino de actitud. Debemos creer en el potencial que tenemos y en nuestra capacidad de transformar los papeles en libertad; las palabras en acciones; los problemas en soluciones. Desde el lugar que nos toque estar podemos ofrecer, aunque sea un pequeño aporte en esta lucha diaria por lograr el imperio de la justicia y la verdadera democracia.
Gratitud infinita a Dios, por ayudarnos a alcanzar nuestros sueños, por permitirnos estar hoy aquí compartiendo alado de nuestros seres queridos y compañeros; muchos tal vez ya no están, se han convertido en ángeles que iluminan nuestra vida, que brillan cada vez que miramos al cielo, y estoy segura que hoy brillarán más que nunca, orgullosos por nuestros logros.
Recuerdo cuando era niña que mi madre siempre me contaba cuentos, historias, me enseñaba poesías, fábulas y una de ellas me ha marcado profundamente y me gustaría compartir con ustedes. Se trata de dos gorriones que debían construir su nido para refugiarse de una tormenta que se avecinaba. El primer gorrión, quería conseguir resultados de manera rápida, sin esforzarse demasiado y construyó su nido con restos de papel; el segundo gorrión construyó su nido con ramitas, hojas secas y materiales sólidos, se esforzó más, pero construyó un nido seguro y estable. Llegó la tormenta y como era de esperarse el nido de papel se destruyó, el primer gorrión quedó desamparado, sin embargo, el nido del segundo gorrión estaba intacto, y éste invito al gorrión perezoso a refugiarse en su hogar.
En la vida, somos como estas aves. Nuestros padres nos instruyen en nuestros primeros pasos, nos cuidan, nos abrigan, nos enseñan los valores y principios que debemos atesorar. Los maestros son nuestros segundos padres, ellos con su experiencia y conocimientos nos brindan las herramientas para que emprendamos vuelo y construyamos nuestra vida sobre una base sólida, estable, sin perder la humildad y el compañerismo. Está en nuestras manos construir una casa de papel o una casa de buenos materiales, resistente a las diversas circunstancias que nos puedan abatir.
Y también están los amigos, compañeros de ruta, con quienes hemos recorrido mucho juntos, pasado peores y mejores momentos, estado de acuerdo en algunas cosas, y en desacuerdo en otras pero la amistad ahí está, extendida y desinteresada, dispuesta a ayudarnos a afrontar las adversidades que tiene la vida por muy complejas que parezcan; siguiendo nuestros pasos muy de cerca, para auxiliarnos en el caso de que nuestra casa se llegue a destruir.
A ellos: familia, maestros, amigos, compañeros, GRACIAS. También expresamos nuestro más sincero agradecimiento a todos los funcionarios de la universidad por la atención y calidez que nos brindaron desde el día que iniciamos el cursillo de ingreso y por la paciencia a lo largo de los años. Gracias a todas las personas que directa o indirectamente formaron parte de este hermoso proceso que hoy culmina pero que aún queda mucho por andar.
Esta universidad ha marcado un hito indeleble en nuestra historia, además de haber sido nuestra casa de estudios fue como un segundo hogar, donde aprendimos no solo las lecciones de cada materia sino también lecciones de vida. La facultad no solo nos da un título universitario, nos da amigos, colegas, compañeros de vida, en algunos casos, que lograron conquistar nuestro corazón. Se crea un vínculo muy fuerte y eso es verdaderamente importante; no están simplemente para completar la lista, están templando nuestras almas y ayudándonos a comprender que no estamos solos en el camino, que todos luchamos por un mismo objetivo, que todos sufrimos y sonreímos con la misma cara y que la vida es un constante aprendizaje, hay que vivir en el aquí y el ahora, aprovechar cada instante porque nadie sabe lo que pasará mañana.
¡Gracias por tanto querida UNI!
Finalmente, formulo votos de éxito a los flamantes egresados de mi querida Universidad Nacional de Itapúa deseando que nos convirtamos en los protagonistas de la gestación de justicia, paz y progreso de nuestra sociedad. Y que aceptemos los desafíos de nuestra vida profesional con compromiso, respeto y humildad. Hago propias las palabras del escritor británico John Ruskin:
“La meta final de la verdadera educación es no sólo hacer que la gente haga lo que es correcto, sino que disfrute haciéndolo; no sólo formar personas trabajadoras, sino personas que amen el trabajo; no sólo individuos con conocimientos, sino con amor al conocimiento; no sólo personas justas; sino con hambre y sed de justicia.”
MUCHAS GRACIAS.